EL ESPÍRITU DE DIOS

El Espíritu Santo tiene muchos nombres y títulos. La palabra Espíritu en Hebreo es ruach y en Griego es pneuma. En los dos idiomas las palabras sirven para el término viento. Estas palabras eran usadas metafóricamente para expresar muchas ideas (Ec. 5:16; Miq. 2:11); una parte o cuarto del compás (Jer. 52:23; Ez. 5:12; 1Cr. 9:24; Mt. 24:31); cualquier cosa que no es material (Gn. 7.22; Sal. 135: 17; Job 19:17; Lc. 23:46); deseos de la mente y del alma (Gen. 45:27: Ez. 13:3: Nm 14:24); ángeles (Sal. 104:4; 1R. 22:21, 22; Mt. 10:1).
En la Escritura, sin embargo una clara distinción es hecha entre estos usos y el Espíritu de Dios.
Mientras los Judíos dicen que él es el poder influyente de Dios y los Musulmanes dicen que él es un ángel eminente, el nombre .Espíritu se refiere a su naturaleza o esencia la cual es una pura, espiritual, irrelevante substancia (Jn. 4:24).
Él es el aliento del Señor (Sal. 33:6; 18:15 Juan 20:22; Gn. 2:7).
Él es llamado el Espíritu Santo (Sal.51:11: Is. 63:10, 11; Ro. 1:4).
Él es el Espíritu de Dios (Sal. 143:10: Neh. 9:20: Ex. 31:3; 35:31; 1Co. 12:6, 11; 2 S. 23: 2 con 2P. 1:21).
Él es el Espíritu de Dios y el Espíritu del Señor (Gn. 1:2; Jn. 20:17).
Él es el Espíritu del Hijo, el Espíritu de Cristo (Ga. 4:6; 1P. 1:11; Ro. 8:9).
Él procede del Hijo y fue prometido por el Hijo (Hch. 2:33).

A. LA TRINIDAD

El ser y naturaleza de Dios es la fundación de toda religión verdadera y santa adoración religiosa en el mundo (Ro. 1:19-21). La revelación que él nos da de sí mismo es el estándar de toda verdadera adoración religiosa y obediencia.
Dios se ha revelado a si mismo como tres Personas en un Dios (Mt. 28:19). Cada
Persona en la Divinidad es distinta de las otras dos, y cada una tiene obras particulares atribuidas a él.
El Padre da al Hijo. El Hijo viene y toma nuestra naturaleza, y los dos el Padre y el Hijo envían al Espíritu. Así que el Espíritu Santo es, en si mismo, una distinta, amorosa, poderosa, inteligente, divina Persona, porque ningún otro puede hacer lo que él hace. Él es uno con el Padre y el Hijo. Las palabras de nuestro Señor en la institución del bautismo Cristiano nos enseñan que es nuestro deber religioso de tener al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en toda nuestra adoración de Dios y en toda nuestra fe y obediencia (Mt. 28:19, 20).

B. LA ACTIVIDAD PERSONAL DEL ESPÍRITU SANTO

La aparición del Espíritu Santo bajo una señal visible sugiere que él es una Persona (Mt. 3:16; Lc. 3:22; Jn. 1:32). Él tiene atributos personales tales como entendimiento y sabiduría (1ª Co. 2: 10- 12; Is. 40:28; Sal.147:5; 2 P. 1:21; Ro. 11; 33, 34; Is. 40:13; Sal.139; 23; 1Co. 12:8; Is. 11:2) Él actúa de acuerdo a su propia voluntad (1 Co.12:11). Él tiene poder (Job 33:4; Is.11:2; Miq. 2: 7; 3: 8; Ef. 3:16). Él enseña (Lc. 12:12; Jn. 14:26; 1Jn 2:27). Él llama para una obra especial (Hch. 13:2,4) -un hecho de autoridad, opción y sabiduría. Él llamo a Bernabé y a Saulo. Él les mando que fueran puestos aparte. Él los envió. Todo esto enseña su autoridad y personalidad. Él nombro a hombres a posiciones de autoridad en la iglesia (Hch. 20:28). Él fue tentado (Hch.5:9). ¿Cómo puede una cualidad, un accidente, un poder de Dios ser tentado? Ananías le mintió a él (Hch. 5:3).
Pedro le dice a Ananías que le a mentido a Dios (Hch. 5:4)
El Espíritu Santo puede ser resistido. (Hch. 7:51). Él puede ser contristado (Ef. 4:30).
Se pueden rebelar en contra de él, molestar, y blasfemar (Is. 63:10; Mt. 12:31, 32).
Claramente, el Espíritu Santo no es nada más una cualidad que se encuentra en la naturaleza divina. Él no es simplemente una influencia o poder de Dios. Él no es la obra del poder de Dios en nuestra santificación. Él es una santa, inteligente Persona.

C. LA DEIDAD DEL ESPÍRITU

Él claramente es llamado Dios (Hch. 5: 3, 4; Lv. 26:11, 12 con 2Co. 6:16; 1Co. 3:16, 17; Dt. 32:12 con Is. 63:14; Sal. 78:17, 18 con Is. 63:10, 11). Características divinas son atribuidas a él: eternidad (He. 9:14); inmensidad (Sal 139:7); omnipotencia (Miq. 2:7; Isa. 40:28); pre-conocimiento (Hch. 1:16); omnisciencia (1Co. 2:10, 11); autoridad soberana sobre la iglesia (Hch. 13:2, 4; 20:28). Él es la tercera Persona de la Divinidad (Mt. 28:19; Ap. 1:4, 5).
Todo lo que Dios hace, lo hace como un Dios trino. Cada Persona de la Trinidad esta envuelta en cada acción de Dios. Sin embargo al mismo tiempo cada Persona tiene un papel especial para cumplir en esa obra.
En este sentido, la creación es la obra especial del Padre, la salvación es la obra especial del Hijo, y la obra especial del Espíritu Santo es traer la salvación a los pecadores, capacitándolos para que la reciban. El Padre empieza, el Hijo sostiene, y el Espíritu Santo completa todas las cosas (Ro. 11:36; Col. 1; 17; He. 1:3). Así el Espíritu Santo esta activo en todo lo que Dios planea y hace. Vemos esto en la creación.

D. LAS OBRAS DE LA NATURALEZA.

Dios crió todas las cosas de la nada (Gn. 1:1). El Espíritu de Dios .se movía sobre la haz de las aguas. (Gn. 1:2), .se movía., así como los pájaros lo hacen sobre sus nidos. La palabra Hebrea ruach, significa el viento de Dios Movía significa un fácil, gentil movimiento como pájaros moviéndose sobre sus nidos (Dt. 32:11; Jer. 23:9). Pero no hay información en Génesis 1:1-2 sobre la creación de este viento. Solo puede ser el Espíritu de Dios y su obra que esta describida aquí.
La creación natural del hombre (Gn.2:7)
El material usado por Dios para crear al hombre fue el .polvo de la tierra. El principio dador-de-vida que hizo al hombre un alma viviente fue .el aliento de Dios., el resultado de la unión del material con el aliento de Dios, ese el cual era espiritual, fue que el hombre vino a ser un alma viviente. Aquí el .aliento de Dios es una descripción vivida del Espíritu.
Así Dios es visto en su glorioso poder y sabiduría. Él toma tal materia humilde como el polvo y de eso crea una criatura gloriosa. El hombre, siendo recordado que es simplemente polvo de la tierra, es mantenido humilde y dependiente en la sabiduría y bondad de Dios.
La creación moral del hombre (Gn. 1: 26, 27; Ec. 7:29)
No es por nada que Dios nos dice que alentó el espíritu de vida en el hombre (Gn. 2:7; Job 33:4). Era la obra del Espíritu Santo de dar vida al hombre por lo cual el hombre vino a ser un alma viviente, porque el Espíritu Santo es el aliento de Dios.
Al hombre se le dio mente y alma para que él obedeciera a Dios y lo gozara, y había tres cosas necesarias para hacer apto al hombre para una vida con Dios. Debería ser capaz de conocer la mente y voluntad de Dios para poder obedecerlo y agradarlo. Debería tener un corazón que alegremente y libremente amara a Dios y a su ley, y debería ser capaz de llevar a cabo perfectamente todo lo que Dios requiere de él. Todas estas son las obras del Espíritu en el hombre. Y todas estas habilidades se perdieron por el pecado. Solamente pueden ser restauradas por la obra de regeneración del Espíritu Santo.

3: COMO EL ESPÍRITU SANTO VIENE A NOSOTROS Y HACE SU OBRA

Solo Dios nos da el Espíritu (Lc. 11:13; Jn. 3:34; 1Jn. 3:24). Esta donación es un acto de autoridad y libertad y procede de las riquezas de la gracia de Dios (Lc. 11:13; Jn. 4:10; 14:17; 1Co.4:7; Tit. 3:6; 1Co. 12:7). Dios lo envía a nosotros (Sal.104:30; Juan 14:26; 15:26; 16:7). Este envió implica que el Espíritu Santo no estaba con una persona antes de que se le fuera enviado. Nos dice que esta es una obra especial de Dios que nunca había hecho antes.
Dios nos ministra el Espíritu (Ga. 3:5; Fil. 1:19). Esto implica que Dios continuamente nos da provisiones adicionales de su gracia por su Espíritu. Se dice, que Dios pone su Espíritu en o dentro del hombre (Is. 42:1; 63:11). Él hace esto cuando desea que una persona se beneficie de alguna manera de su Espíritu, e.g, Saúl, Eldad y Medad (1ª S. 10:10; Nm. 11:27; Am. 7:14, 15 y Jer. 1:5-7).
Se dice que Dios derrama al Espíritu Santo frecuentemente (Pr.1:23; Is. 32:15; 44:3; Ez. 39:29; Jl. 2:28; Hch. 2:17; 10:45). Dondequiera que esta expresión es usada se refiere a la era del evangelio. Esto implica una comparación, apuntándonos devuelta a otro tiempo o otra obra previa de Dios, cuando él dió su Espíritu, pero no de la misma manera que el ahora desea darlo. En los tiempos del evangelio una medida mucho más extensa del Espíritu es dada. La expresión implica un acto eminente de riqueza divina (Job 36:27; Sal. 65:10-13; Tit. 3:6; 1Ti. 6:17). Implica el derramamiento de dones y gracia del Espíritu, no su Persona (porque donde él es dado, él es dado permanentemente). Se refiere a obras especiales del Espíritu tales como la purificación y consolación de esos en quien él es derramado (Mal. 3:2, 3; Is. 4:4; Lc. 3:16; Ez. 36: 25-27; Jn. 7:38, 39; Tit. 3:4-6; He. 6:7; Is.44:3; Sal. 72:6).

A. COMO EL ESPÍRITU SANTO PROCEDE

El Espíritu procede del Padre y del Hijo (Jn. 15:26). Así como él esta personalmente relacionado al Padre y al Hijo desde la eternidad, así él procede eternalmente del Padre y del Hijo. Y él lo hace libremente y voluntariamente pare hacer su obra señalada.
Se dice de él de .venir. (Jn. 15:26; 16:7, 8; 1Cr. 12:18; Hch. 19:6). Debemos orar a él para que venga a nosotros. También se dice de .caer en los hombres. (Hch. 10: 44; 11:15), de reposar en las personas a las quienes él es enviado (Isa. 11:2; Juan 1:32, 33; Nm. 11:25, 26; 2R. 2:15; 1P. 4:14). Él se goza en su obra en la cual reposa (Sof. 3:17); y esta donde él reposa (Jn. 14:16).
El Espíritu también es dicho de apartarse de algunas personas (1S. 6:14; 2P. 2:21; He. 6:4-6; 10:26-30). Pero de las que están en el pacto de gracia él nunca se apartará (Is. 59:21; Jer. 31:33; 32:39, 40:Ez. 11:19, 20).
A veces es afirmado que el Espíritu Santo puede ser dividido. Esos que dicen esto apuntan a Hebreos 2:4 donde el termino para dones del Espíritu es distribuciones, particiones en el Griego. Pero aquí lo que significa es de que el Espíritu Santo dió varios dones a los primeros predicadores del evangelio para que su doctrina se viera confirmada por Dios de acuerdo a la promesa de Cristo (Jn. 15:26, 27). Estas señales eran obras milagrosas para probar, que Dios estaba obrando con ellos en poder y maravillas eran obras más allá del poder de la naturaleza. Eran hechas para llenar a los hombres con temor y un sentir de la presencia de Dios Obras poderosas incluyen abrir ojos ciegos y levantar a los muertos. Estos son .dones del Espíritu Santo. Todo esto y otras obras de naturaleza similar eran causadas por el Espíritu Santo (1ª Co. 12:7-11).

4: LAS OBRAS PREPARATORIAS ESPECIALES DEL ESPÍRITU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Las obras del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento o eran extraordinarias, excediendo todas las habilidades naturales del hombre para lograr, o ordinarias, siendo esas obras que él hizo para capacitar al hombre a hacer el máximo de sus habilidades naturales.
Sus obras extraordinarias se vieron en la profecía, en ambas, en el escribir de las Escrituras y en milagros.
Sus obras ordinarias fueron vistas en las habilidades políticas que el dió a los que gobernaban, y la fuerza y valentía que el dió para respaldar asuntos morales. En cosas naturales él frecuentemente dió grande fuerza espiritual. Intelectualmente, él capacitó al hombre, para predicar la Palabra de Dios y construir el templo (e.g, Bezaleel y Aholiab).

A. PROFECÍA

La obra de profecía del Espíritu Santo (Is.33:17; Jn. 8:56; Dt.3:24, 25; 1P. 1:9-12) era para dar testimonio a la verdad de Dios en la primera promesa concerniente a la venida de la bendita simiente (Gn.3:15; Ro.15:8). En los tiempos del Antiguo Testamento la profecía continuó hasta terminar el canon de la Escritura del Antiguo Testamento. Después fue revivida en Juan el Bautista (Lc. 1:70). Este don de profecía fue siempre la obra directa del Espíritu Santo (2P. 1:20, 21: 2Ti. 3:16; Miq. 3:8).
La profecía hizo dos cosas. Hablo de cosas venideras y declaró la mente de Dios (Ex. 7:1; Job 33:23; Ro. 12:6; 1Co. 14:31, 32; 1 Cr.25:10).
La profecía dependía de la inspiración de Dios: Toda Escritura es alentada-por Dios. (2 Ti.3:16). Esto concuerda con el nombre del Espíritu Santo quien es el santo aliento de Dios (Véase también Juan 20:22).
La inspiración expresa la mansedumbre, ternura y paz del Espíritu Santo. Pero en ocasiones sus inspiraciones trajeron grandes problemas y temor a los profetas. Esto era por las terribles cosas que él les enseñaba en las visiones y las grandiosas y espantosas cosas que él reveló. A veces eran terribles y destructivas (Dn. 7:15, 28; 8:27; Hab. 3:16; Is. 21: 2-4).
Los que eran inspirados de esta manera eran .movidos por el Espíritu Santo (2 P. 1:21). Sus facultades intelectuales eran preparadas para recibir revelaciones y él aun controló sus órganos del cuerpo por los cuales ellos dieron las revelaciones que recibieron a otros. .Hombres santos de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (2 P.1:21; Sal. 45:1; Lc. 1:70; Hch. 1:16; 1Cr.28:12, 19).

B. REVELACIONES

Había muchas diferentes maneras por las cuales el Espíritu Santo comunicó sus revelaciones a los hombres escogidos. Él usó voces, sueños, y visiones. Él de hecho hablo con ellos (Ex. 33:11; Nm. 12:8; 1R. 19:12-18). Él imprimió sus revelaciones en sus imaginaciones por medio de sueños (Hch. 2:17; Gn. 15:12-16). José, Faraón y Nabucodonosor todos tuvieron revelaciones por sueños. Dios también presentó retratos a la mente en visiones (Is 1:1; 6:1-4; Jer. 1:11-16; Ez. 1). Las visiones eran de dos clases, algunas podían ser vistas con los ojos físicos (Gn. 18:1, 2; Ex.3:2; 19; Jos. 5:13, 14; Jer. 1:11, 13; 24:1-3); otras se podían ver solamente con los ojos espirituales de la mente (Hch. 10:10; 1 R. 22; 19-22; Is. 6; Ez. 1).
Para poder reconocer las visiones como revelaciones divinas, dos cosas eran requeridas. Primero que la mente de los profetas fueran preparadas por el Espíritu Santo para recibir estas visiones. Esto aseguraba a los profetas que las visiones eran verdaderamente de Dios. La segunda cosa era que el Espíritu Santo les capacitaba para que fielmente se recordaran de lo que habían visto e infaliblemente declararan la visión a otros. El templo de Ezequiel es un ejemplo (Ez. 41-46).
A veces los profetas tenían que profetizar por medio de acciones simbólicas (Is. 20:1-3; Jer, 13:1-5; Ez. 4:1-3; 12:3, 4: Os. 1:2) y aun a veces eran llevados de un lugar a otro (Ez. 8:3; 11:24).
Objeción. Pedro nos dice que .hombres santos de Dios hablaron siendo movidos por el Espíritu Santo (2P. 1:21). ¿Pero no dió el Espíritu Santo inspiraciones santas y el don de profecía a hombres impíos y no santificados, tal como Balaam? (Nm. 31:16; 24:4. Véase también 1S. 16:14; 19:23: 1R. 13:11-29).
Respuesta. Pero la afirmación de Pedro que .hombres santos de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo parece referirse solo a los escritores de las Escrituras. Es posible que Pedro entienda no una verdadera santidad inherente, sino solamente una separación y dedicación a Dios por medio de un oficio especial. El don de profecía no era concedido para que fuera en sí mismo una gracia santificadora produciendo frutos de santidad. Así que no hay inconsistencia en la verdad de que Dios concediese inspiración directa a algunos que realmente no estaban santificados (Juan 11:51).
La dificultad sobre Balaam, quien era un adivino y un profeta del diablo, es importante. Algunos argumentan que Balaam era un profeta solo de Dios. Se dio a si mismo a la astrología, pero sus profecías eran de Dios, aunque no tuvieron influencia en su voluntad y deseos los cuales siguieron corruptos (Nm. 24:1; Jos. 13:22). Es más probable de todas maneras que el Espíritu Santo invalidó el poder del diablo y forzó a Balaam contra sus intenciones para profetizar solamente bien a Israel (Véase Hch. 16:16, 17).
El caso del Rey Saúl es claro. El Espíritu del Señor quien partió de él era el Espíritu de sabiduría y valentía, requerido para hacerlo apto para reinar y gobernar. Los dones del Espíritu Santo fueron retirados de él y el espíritu malo que vino a él empezó a perturbarlo.
Después estaba el profeta viejo en Betel (1ª R. 13:11-32). Aunque este profeta pareció ser malo, sin embargo era uno a quien Dios a veces uso para revelar su mente a los hijos de Israel. Tampoco era probable que él estuviera bajo ilusiones satánicas, como fueron las profetas de Baal, porque él incuestionablemente fue llamado un profeta y la Palabra de Dios verdaderamente vino a él (vv. 20-22).

C. INSPIRACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO

El escribir de las Escrituras fue otra obra del Espíritu Santo la cual comenzó bajo el Antiguo Testamento. Esta es una clase de profecía distinta (2ª Ti. 3:16; 1ª Cr. 28:19). La inspiración de las mentes de estos profetas con el entendimiento y comprensión de las cosas reveladas era esencial. También era necesario que las palabras fueran sugeridas a ellos para que ellos infaliblemente declararan lo que se le había revelado. Sus manos también necesitaron ser guiadas cuando escribían las palabras sugeridas a ellos, e.g, Baruc (Jer. 36:4, 18). Estas cosas juntas hicieron a la Escritura infalible. Milagros
Las obras extraordinarias del Espíritu Santo también capacitaron a los profetas para hacer milagros. El Espíritu Santo es el único autor de obras milagrosas. Este don no fue dado a los profetas de tal manera que pudieran hacer milagros cuando y donde ellos quisieran.
Mejor dicho, el Espíritu Santo infaliblemente los dirigió por palabra y acción para hacer los milagros. Les dió autoridad de antemano para hacer el milagro (Jos. 10:12 y especialmente nótese v. 14).
Pero el Espíritu no estaba limitado a hacer cosas extraordinarias y sorprendentes. Él estaba presente en el tiempo del Antiguo Testamento al dar gobierno y reglamento civil (Nm. 11:16, 17, 25); virtudes morales (Jue. 6:12, 34; 11:1, 29); fuerza física (Jue. 14:6; 15:14) y habilidades intelectuales (Ex. 31:2, 3).

La habilidad de predicar la Palabra de Dios a otros también fue la obra del Espíritu Santo, e.g, Noé (2P. 2:5; Gn. 6:3; 1P. 3:19, 20).